lunes, 11 de junio de 2012

Falsas leyendas en el teatro: el color amarillo


Son demasiadas las leyendas urbanas referidas al teatro. De algunas se sabe su origen, de otras, hay dudas, y de otras no sabemos su origen. Por insistencia de un amigo, quiero, en la medida que pueda explicar el porqué del horror del amarillo en el teatro. Sobre todo en los días de estreno

Hay que olvidar de una vez por todas, que este miedo procede del hecho de que Molière, falleció en el escenario, vistiendo una bata amarilla. Molière, falleció en su casa y, desde luego, no lucía bata ninguna.

Si consultamos el archivo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Novena, congregación de los actores de España, nos encontramos entre un sinfín de documentos, uno fechado en 1725, que reza en su encabezamiento con el siguiente título: Licencia concedida por el Rey Felipe V a los Autores (léase directores o gerentes de compañías teatrales) y Compañías de Comedias españolas para que puedan usar en los Teatros trajes con adornos de oro y plata. 10 de abril, 1725. Por consecuencias debemos entender que si hay un levantamiento, es que antes hubo una prohibición.

En efecto, durante el reinado de Felipe IV, se prohibe que los cómicos utilicen en el tablado del corral, trajes adornados con oro, puesto que su exhibición puede llamar al pecado de la envidia entre compañeros y público que asiste al teatro. El no obedecer esta orden llevaba que en su segunda amonestación, el cómico o la cómica, serían castigados a penas de galera. Y a pesar de que en este levantamiento de la prohibición de 1725, llevada a cabo por Baltasar de SanPedro, secretario de Cámara del Rey, fueron en muchos teatros castigados los cómicos, por su excesivo ornato.

No cabe duda que el color amarillo del oro, representó durante muchos años, el pánico en el escenario. Y, que aun perdure esta superstición.

En otro momento, contaremos otra leyenda falsa, sobre los enterramientos de los cómicos fuera de la tierra bendecida.

Amigos, gracias, y...como en los finales de las comedias: !perdonen mis muchas faltas!

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