El pasado viernes, día 4 de mayo, en el teatro Romea, de Murcia, Miguel Narros estrenó su versión de Yerma, de Federico García Lorca. Una obra difícil y un reto para una cariz. Lorca, dijo que no había escrito una obra, había escrito una obsesión. Y, es verdad. En algún momento, esa obsesión se hace reiterativa, y con carne escasa para un trabajo interpretativo, que, y es verdad, dos momentos de gran solidez dramática para los dos personajes centrales: Yerma y Juan: la visita a la curandera, y la escena final. Tanto Silvia Marsó, como Marcial Alvarez, cumplieron muy de sobra con la modulación de los dos personajes.
El brillo de Narros sobre los actores resulta siempre admirable. Tanto la escenografía, efectiva y simple (hay que calcular que la obra ya tiene asegurada un año de gira), así como el vestuario y la magnífica iluminación de Juan Gómez Cornejo.
Un extraordinario espectáculo de Miguel Narros, que nos ha permitido ver un texto que llevaba sin ponerse en escena más de catorce años (desde que Narros lo dirigiera para el Centro Andaluz de Teatro, pero que tuvo poca distribución. Un texto al que le dieron carne actrices como Margarita Xirgu, Aurora Bautista y Nuria Espert.
En enero podremos verlo en el Teatro María Guerrero
¿Vendrá a Badajoz o emigramos a Madrid?
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